A veces me pregunto qué pensarán determinadas mujeres cuando ven una escena de la película “Grease” en la que el doblaje en español dice: “Sandy, para presumir hay que sufrir”. Desde el punto de vista de alguien que no sufre en absoluto para presumir, desde luego, la mera idea resulta una aberración.
Pero, claro, cada uno es cada uno… Además, no siempre es preciso pasarlo mal para volver las miradas por la calle. De hecho, la mayor parte de las intervenciones de estética están pensadas para que quien las reciba lo haga sin molestias, o casi. Eso sí, los imprevistos son inevitables en este y en cualquier otro ámbito de la vida…
Y uno de esos efectos no deseados que no siempre se pueden prever es la contractura capsular, una de las posibles complicaciones tras un aumento de pecho. Y que es todo un reto para los profesionales de la cirugía estética:
Uno de los motivos por los que hemos calificado de imprevista esta reacción adversa es porque el riesgo de sufrirla varía ampliamente, según las circunstancias de cada persona. Para empezar, depende del tiempo que el implante permanezca en el cuerpo. Por otra parte, hemos de tener en cuenta que no es lo mismo una operación de estética –en cuyo caso el riesgo es más o menos de 1,3%- que una de reconstrucción mamaria –cerca del 30%-.
Si hemos de atender a la estadística, diremos que nueve de cada diez contracturas capsulares se declaran durante el primer año posterior al aumento de pecho; y, como acabamos de ver en el párrafo anterior, son mucho más frecuentes en los casos de reconstrucción que en los de aumento de pecho.
Pero, ¿qué causa esta contractura, concretamente? Pues,el hecho de que los expertos no se pongan de acuerdo hace pensar en que no exista una causa única. Eso sí, es posible que la propensión genética tenga algo que ver. En cuanto a la relación con eltipo de prótesis, una buena cantidad de estudios indican que las superficies texturadas son más seguras, si bien otros expertos apuntan a que las prótesis lisas submusculares arrojan los mismos porcentajes de contracturas capsulares.
En lo que se refiere al lugar donde va la prótesis, es básica la cobertura. Por tal motivo, en mujeres muy delgadas es preferible la colocación submuscular mientras que en aquellas que poseen suficiente tejido puede ser subfascial.
Más causas: la contaminación del implante, sea por flora endógena de en los conductos galactóforos, sea por contaminación externa. Por este motivo es imprescindible usar antibióticos durante la operación y el postoperatorio.
Visto que no existe una causa única, son recomendables unos cuidados que el ensayo ha dado como efectivos: cuidarse durante el posoperatorio, sin levantar pesos, sin movimientos bruscos…, dormir con el sujetador puesto…; también es necesario seguir con las visitas concertadas y, ante cualquier duda, seguir el consejo de un profesional. En cuanto a si es bueno darse masajes, de nuevo, los expertos no se ponen de acuerdo.
La última de las causas estudiadas de la contractura capsular tiene que ver con el tabaco, de modo que los médicos recomiendan aprovechardejar el hábito desde unas semanas o meses antes de operarse.
En cuanto al tratamiento, en los casos más leves, se reduce a medicamentos que evitan la inflamación que provocan los leucotrienos. Si el problema es más severo, tan sólo queda el remedio de la cirugía.
Y, sea cual sea el caso, la paciente ha de sentirse siempre apoyada, por los profesionales y por el entorno.
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